Basada en: la novela Animal Farm de George Orwell (1945), con música de Alexander Raskatov (2023)
Género: Ópera contemporánea / Sátira política alegórica
Lugar: Teatro Real, Madrid, España
En el Teatro Real, donde la música se une al pensamiento y la escena se vuelve conciencia, Rebelión en la granja resurge como una parábola de nuestro tiempo. La adaptación operística de Alexander Raskatov, inspirada en la célebre novela de George Orwell, convierte la fábula de los animales insurrectos en un espejo estremecedor del poder y la corrupción. Lo que comenzó como una alegoría sobre el totalitarismo se transforma aquí en una experiencia sensorial y filosófica, en la que el arte cuestiona sin sermonear, y la música se alza como grito y advertencia.
La historia, conocida y siempre vigente, narra cómo los animales de una granja expulsan al granjero humano y fundan un nuevo orden basado en la igualdad. Sin embargo, la promesa de libertad se desvanece cuando los cerdos, liderados por Napoleón, instauran una dictadura tan cruel como la anterior. El lema “todos los animales son iguales” se corrompe en su irónica variación final: “pero algunos son más iguales que otros”. En esta puesta madrileña, el mensaje de Orwell vibra con fuerza contemporánea: el ciclo de la ambición y la manipulación se repite con nuevos rostros y lenguajes.
El Teatro Real acoge esta producción con una escenografía que combina lo épico y lo minimalista. El escenario se divide en planos metálicos y transparentes que evocan una granja deshumanizada, una maquinaria del poder. Las luces, frías y cambiantes, bañan la escena con tonos de acero y ceniza, mientras las proyecciones digitales transforman a los animales en símbolos universales de obediencia y rebelión. La orquesta, dirigida con precisión quirúrgica, se mueve entre la disonancia y el lirismo: sonidos que mugen, zumban, retumban y finalmente se quiebran, como una estructura que colapsa bajo su propio peso.
El coro del Teatro Real desempeña un papel esencial, encarnando tanto la voz colectiva de los oprimidos como el eco mecánico del poder. Las voces animales —distorsionadas, humanas y monstruosas al mismo tiempo— construyen una textura sonora que oscila entre lo grotesco y lo sublime. En el centro del caos, la música de Raskatov alterna momentos de furia con instantes de belleza suspendida, recordando que incluso en la barbarie puede habitar la poesía.
Más allá de la crítica política, Rebelión en la granja en el Teatro Real es un examen del alma humana frente al espejo del poder. En su fusión de teatro, ópera y arte visual, la obra invita al espectador a una reflexión incómoda: ¿cuántas veces hemos repetido la historia bajo nuevos nombres y promesas? La granja es el mundo, los animales somos nosotros, y la música, un lenguaje que denuncia lo que las palabras temen decir.
Asistir a Rebelión en la granja en el Teatro Real es vivir una experiencia estética y moral. Entre la brutalidad y la belleza, entre el ideal y su ruina, la obra revela que la libertad no se conquista solo con revoluciones, sino con memoria. Cuando cae el telón y se apaga el último eco orquestal, queda una certeza silenciosa: que el arte, incluso en su denuncia más amarga, sigue siendo la forma más luminosa de esperanza.