Basada en: la novela en verso Eugene Onegin de Aleksandr Pushkin (1833)
Música: Piotr Ilich Chaikovski
Coreografía: John Cranko
Dirección artística: Mario Galizzi
Lugar: Teatro Colón, Buenos Aires, Argentina
En el imponente escenario del Teatro Colón, Onegin se presenta como una de las joyas del ballet clásico romántico, combinando la belleza literaria de Pushkin con la profundidad emocional de la música de Chaikovski. Esta producción, interpretada por el Ballet Estable del Teatro Colón, revive una de las historias más apasionadas y melancólicas del repertorio universal, donde el amor, el orgullo y el destino se entrelazan en un relato tan humano como atemporal.
La trama sigue a Eugene Onegin, un joven aristócrata sofisticado pero arrogante, y a Tatiana, una muchacha inocente y soñadora que se enamora de él. Cuando Tatiana le confiesa sus sentimientos, Onegin la rechaza con frialdad. Años después, el destino los vuelve a reunir, pero los roles se invierten: ella es ahora una mujer casada y respetada, y él quien sufre por un amor imposible. A través de esta historia, Onegin explora los temas de la juventud, el arrepentimiento y las oportunidades perdidas, retratando con sutileza el conflicto entre razón y emoción.
La música de Piotr Ilich Chaikovski, adaptada con delicadeza a partir de distintas obras del compositor, proporciona el corazón emocional del ballet. Cada pasaje melódico refleja las emociones cambiantes de los personajes: la inocencia de Tatiana, el deseo contenido de Onegin y la inevitable tragedia de su destino. La partitura, interpretada por la Orquesta Estable del Teatro Colón, envuelve al público en una atmósfera romántica y nostálgica.
La coreografía de John Cranko, una de las más celebradas del siglo XX, combina la elegancia del ballet clásico con una poderosa narrativa emocional. Los pas de deux entre Onegin y Tatiana son el eje dramático del espectáculo: intensos, poéticos y cargados de tensión contenida. Bajo la dirección artística de Mario Galizzi, el Ballet Estable del Teatro Colón ofrece interpretaciones de altísimo nivel, en las que la técnica impecable se une a una expresividad conmovedora.
El diseño escénico y de vestuario recrea con gran detalle la Rusia imperial del siglo XIX, con sus salones aristocráticos, paisajes campestres y lujosas recepciones. Los tonos otoñales, la iluminación suave y los cambios escenográficos fluidos sumergen al espectador en una atmósfera de elegancia y melancolía. Cada elemento visual contribuye a subrayar la belleza trágica del relato.
Más allá de su impecable factura artística, Onegin es una obra profundamente humana. A través de la danza, Cranko logra transmitir los dilemas universales del amor no correspondido, el arrepentimiento y la fugacidad del tiempo. Es una historia que invita a la reflexión sobre cómo las decisiones marcadas por el orgullo pueden determinar el curso de una vida entera.
La producción del Teatro Colón reafirma su excelencia artística y su compromiso con los grandes títulos del repertorio clásico. Con su emotividad, su virtuosismo técnico y su impecable ejecución escénica, Onegin se consagra como una de las experiencias más intensas y memorables del calendario lírico porteño.